viernes, 28 de enero de 2011

Aprender a cerrar los círculos



Muchas de nuestras emociones se desbordan, saltamos de la alegría a la tristeza pasando por la nostalgia. Nos conectamos a diferentes momentos del pasado, recordamos personas y sentimientos con la intención de hacer una especie de inventario de todo lo vivido buscando resaltar la mayoría de las veces el dolor, el fracaso y la dificultad. Esta especie de ritual negativo nos lleva a deprimirnos y a tomar la decisión de encerrarnos en casa negándonos a participar de la celebración, para evitar que la magia de la Navidad nos cobije con su suavidad y alegría.

Es tiempo de tomar la decisión de romper con ese terrible ritual que venimos repitiendo año tras año, para abrirnos a nueva experiencia de vida. Vamos a celebrar el hecho de tener una nueva oportunidad, de volver a comenzar. ¡Año nuevo... vida nueva!

¡Aprendamos a cerrar los círculos! ¿Sabías que cada vez que vivimos o experimentamos una situación o una relación con una persona, estamos abriendo un circulo que más tarde tendremos que cerrar inevitablemente? Pasar la página y resolver todos nuestros asuntos pendientes con otras personas, es mucho más sencillo de lo que imaginamos.

No perdamos más tiempo lamentándonos y sintiéndonos víctimas del pasado. Este es el momento propicio para vivir el presente, renovados y con la actitud que nos permita disfrutarlo. Acepta la oportunidad que te da la vida y deja de pensar que el próximo año será igual o peor... En tus manos está hacer del 2010 un año positivo. ¿Qué esperas para alcanzar tus sueños y tener la vida que te mereces? Este será un año totalmente diferente y positivo, lleno de oportunidades y posibilidades que te permitan renovar tu estilo de vida y convertir tus sueños en realidad.

Cada vez que nos disponemos a cerrar círculos, maduramos como personas, crecemos, ajustamos nuestra visión e interpretación acerca de la vida y logramos definir los parámetros de la vida que queremos. Terminar un año, implica cerrar un círculo, para descubrir cuanto has madurado. Si al hacer tu inventario de vida reconoces los errores que has cometido, no te sientas culpable, piensa que también lograste muchas cosas positivas en este año. ¡Vamos, no seas tan duro contigo mismo! Te invito a renovar tus votos por la felicidad, la paz, la alegría, las buenas relaciones y sobre todo por la confianza en un año nuevo lleno de oportunidades, prosperidad y abundancia.

Recuerda que para poder tener un año de verdad, debemos revisarnos y hacer cambios en nuestra actitud y en nuestro comportamiento. Despréndete del pasado y no te dejes atrapar por la inquietud que te produzca el futuro, concentra tu atención en vivir cada momento en presente, entregando lo mejor de ti y abriendo espacio para la compartida, el intercambio y la aceptación de cada experiencia. Busca la reconciliación contigo mismo y con tus seres queridos, favorece la comunicación con el Señor Dios y siéntete acompañado por su presencia en tu vida.


Libérate. Elabora una lista con todos aquellos recuerdos y sentimientos que deseas sacar de tu vida. Toma la decisión de liberarte de aquellas cosas que te afectan en el presente y escribe al lado de cada una de ellas cómo puedes resolverlas.

Celebra la vida. Reconoce cada pequeño a gran regalo que hayas recibido a lo largo de este año y siéntete agradecido por su presencia en tu vida. Si te es posible busca la manera de hacerle llegar tu gratitud y buenos sentimientos a todas las personas que fueron un instrumento para que la magia, la prosperidad, la ayuda o la respuesta llegara a ti.

No te sientas culpable. No mires hacia atrás para resaltar tus errores ni para pensar en lo que pudiste hacer... Piensa que los errores forman parte de tu proceso de crecer y alcanzar el éxito. Asume el compromiso de corregirlos uno a uno para estar atento de no volverlos a cometer.

Rodéate de personas positivas. Es tiempo de renovar un poco tu círculo social, para acercarte a otras personas que sean más positivas, entusiastas y optimistas frente a la vida
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